El hombre primitivo se percato que el vellón de la cabra y la oveja podían obtener lana para hilarla y tejerla, transformándola en su vestimenta.
La técnica antigua para hilar lana, es la siguiente: primero se esquila, es decir, se corta el vellón o lana de la oveja. Después se lava para quitarle la suciedad y la grasa natural.
Posteriormente se cerda, es decir, se frota con dos tablas con púas de hierro para quitar los apelotamientos o enmarañamientos; por último, se utiliza el malacate, que consiste en una piedra en forma de cazuelita, en la que se hace girar un palo donde se enreda el hilo.
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