Los vikingos utilizaron la quilla, pieza de madera que iba en popa a proa con la cual se forma el armazón del barco para hacerlo más resistente en largas travesías. Utilizaban el timón, que servía para conducir la nave.
El barco contaba con una sola vela cuadrada grande, sujeta al palo mayor que iba al centro del barco lo cual hacía que tuviera mayor movilidad con el viento.
Tenía dieciséis portillas o aberturas pequeñas en los costados que servían de ventanas y para ubicar los remos.
Después de dos siglos, los barcos vikingos llegaron a tener de 30 a 60 remos en cada lado; por ello, fueron ligeros y rápidos. A partir del año 700 los utilizaron en sus exploraciones y conquistas, desde los ríos rusos hasta la costa americana.
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