La química moderna tuvo su origen en la alquimia mediante la que los antiguos alquimistas buscaban afanosamente una medicina que curara todas las enfermedades y la fórmula mediante la cual todo los metales pudieran ser convertidos en oro.
La búsqueda de la piedra filosofal o la sustancia que, creían, obraría tales milagros era el problema fundamental de los alquimistas que aunque nunca la encontraron, porque no existe tal piedra o sustancia, practicaron estudios que sirvieron para desarrollar la química porque usaron el mercurio, el azufre, el antimonio y el oro.
La alquimia estaba íntimamente relacionada con la magia y la astrología y si buscaban la piedra filosofal era porque pensaban que la filosofía resolvía todos los problemas pues las ciencias no se habían independizado de la filosofía.
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